Asmâa Hamzaoui: la primera mâalema del gnawa marroquí


En Marruecos, el gnawa ha sido un instrumento clave para transmitir y conservar la memoria histórica de la esclavitud transahariana en el Magreb. A través de la música, los esclavos y sus descendientes han logrado preservar elementos de su cultura y ganar agencia en la construcción de la historia del Norte de África.

El mâalem, maestro de la música en las ceremonias de los gnawa, ha tomado el papel de narrador en la historia de las comunidades de la diáspora. Un papel que ha estado tradicionalmente limitado al dominio masculino. A pesar de su función clave en el desarrollo y la organización de las ceremonias, la influencia de las mujeres gnawa ha estado limitada al ámbito privado, siendo invisibilizadas en los festivales más conocidos de este género.
Sin embargo, una nueva generación de artistas femeninas como Asmâa Hamzaoui y Bnat Timbouktou (“Hijas de Tombuctú”) ha logrado romper con los tabúes y desplegar su voz en los grandes escenarios. Asmâa Hamzaoui, líder del grupo Bnat Timbouktou, se ha convertido en la primera maâlema del gnawa marroquí, rompiendo con las tradiciones que limitan la interpretación musical a los hombres y conquistando el espacio público en eventos internacionales como el Festival de Gnawa y Músicas del Mundo de Esauira. A pesar de su corta edad, ya se ha convertido en una embajadora de un género de dominio tradicionalmente masculino, inspirando a las mujeres a ganar voz en la transmisión del turath de la diáspora transahariana en el Magreb.

Gnawa: el blues de los esclavos en el Magreb

En Marruecos, la música y los rituales gnawa se han practicado durante siglos por los descendientes de los esclavos trasladados del África Occidental al Magreb a partir la dinastía almorávide, en el siglo XI. Generalmente silenciadas o marginadas, estas comunidades lograron mantener vivas sus tradiciones al adaptarlas a las prácticas islámicas.



Esto dio lugar a una nueva identidad sincrética y a un movimiento cultural distintivo en el que las tradiciones del África occidental (bambara, songhai, fulani o hausa) se fusionaron con las culturas del islam norteafricano en el contexto de la esclavitud. Después de su conversión al islam, los gnawa adoptaron como su santo patrón a Sidi Bilal al-Habashi, un esclavo etíope liberado en tiempos del profeta que se convertiría en el primer muecín del islam.
La memoria histórica de la migración forzada de los gnawa se ha conservado principalmente en su música, que mezcla elementos religiosos con referencias a su origen y a la esclavitud. La música gnawa comparte con su herencia subsahariana numerosas características: comunicación espiritual, estructuras de llamada y respuesta, reiteración de secuencias rítmicas, solos de danza acrobática, etc.


Los músicos gnawa se pueden encontrar en espacios públicos, festivales o en las ceremonias privadas. Las ceremonias comparten la estructura organizativa con la tariqa sufí, aunque en el caso de las cofradías gnawa las mujeres tienen un rol fundamental. Las ceremonias gnawa están organizadas por mujeres, que dominan el espacio ceremonial a través de los trances y los ritos.


Además de ser músicos, los gnawa hacen de guardianes de un cuerpo de conocimiento, de la historia y las experiencias históricas vividas por los esclavos y sus descendientes. Convertirse en un mâalem requiere un conocimiento exhaustivo del orden preciso del ritual, del repertorio de canciones y sus propiedades curativas tradicionales.

Entre las raíces y las rutas

A pesar de sus arraigadas tradiciones, el gnawa ha vivido una importante evolución durante las últimas décadas. La música de los gnawa comenzó a entrar en la conciencia marroquí fuera de la esfera ritual en la década de 1960, de la mano de grupos populares como Nass El-Ghiwane. Desde entonces, esta música se asimiló por completo en la sociedad marroquí y las letras, cantadas tradicionalmente en bambara, fulani o hausa, se mezclaron con el árabe y el amazige. En décadas posteriores, las melodías de los gnawa también atrajeron a músicos occidentales como Randy Weston y Jimi Hendrix.

La creación del Festival de Gnawa y Músicas del Mundo en 1998 ha sido clave en la popularidad, comercialización y secularización de su repertorio musical. Cada año, el festival brinda a los artistas de gnawa la oportunidad de compartir su legado en un espacio internacional y conectar con músicos de todo el mundo. Así, los maestros gnawa como Mahmoud Guinia, Mustapha Baqbou, Hmida Boussou o Hamid El Kasri, han colaborado con artistas de la talla de Christian Scott, Marcus Miller, Oumou Sangaré, Baaba Maal o Fatoumata Diawara. El creciente número de colaboraciones internacionales ha dado lugar a una fusión del gnawa con géneros musicales como el jazz, el afrobeat, el blues, el soul o el hip hop.

Otro hito importante para este género ha sido la irrupción de nuevas artistas femeninas en los grandes escenarios. Estos espacios dedicados la preservación del legado musical de los gnawa, con especial foco en el papel del mâalem, han tendido a invisibilizar la función clave de la mujer en la vida ritual.


Aunque el papel de mâalem ha estado tradicionalmente limitado a los hombres, artistas femeninas como Asmâa Hamzaoui y Bnat Timbouktou han logrado atravesar el velo del ámbito privado para tomar la palabra en la transmisión del legado de la diáspora transahariana, siguiendo los pasos de la artista argelina Hasna el Becharia.

Asmâa Hamzaoui: la primera mâalema del gnawa marroquí

Provenientes de Casablanca, Asmâa Hamzaoui y Bnat Timbouktou se han convertido en el primer grupo femenino de gnawa que ha actuado en los escenarios del Festival de Gnawa y Músicas del Mundo de Esauira.


Asmâa Hamzaoui es la líder del grupo Bnat Timbouktou y una de las embajadoras más jóvenes y singulares de la cultura gnawa. A sus veintisiete años de edad, es la primera maestra marroquí del gnawa. Hija del famoso mâalem Rachid Hamzaoui y de una mqaddima saharaui, aprendió a tocar el guembri desde una edad muy temprana.

Como explica Hamzaoui en su entrevista en Bandcamp Daily, el papel de las mujeres siempre ha sido vital para la tradición gnawa; sin embargo; pocas de ellas interpretan la música, al menos oficialmente. Como cualquier otro maâlem, Hamzaoui tuvo que pasar por el proceso de aprender todos los aspectos del gnawa. Cuando ella tenía solo doce años, su padre le legó su propio guembri y, en él, su título de mâalem (en este caso, de mâalema).



Asmâa lidera desde 2012 el grupo Bnat Timbouktu, un grupo compuesto íntegramente por mujeres. En 2017 fueron seleccionadas para unirse a la cartelera del famoso Festival de Gnawa y Músicas del Mundo de Esauira, rompiendo con los tabúes que limitan el papel de las mujeres al ámbito privado. En la edición de 2018 compartieron el escenario principal con la música maliense Fatoumata Diawara. Asmâa Hamzaoui y Bnat Timbouktu han supuesto una revolución en la tradición gnawa.


Hamzaoui afirma en el periódico digital Morocco World News que su intención de desempeñar un nuevo papel no ha sido siempre bienvenida: "no aceptan que una mujer tome su instrumento, toque y se sienta cómoda" (traducción propia). En su entrevista en Bandcamp Daily, la artista reivindica su vínculo con este legado que ha quedado limitado a un espacio reducido de hombres.
Puedes imaginar la presión que tienes de los hombres y críticos gnawa; gente que dice que esta música es solo para hombres... Estoy muy orgullosa de tocarla. Es un patrimonio nacional, y una herencia africana conocida por curar almas. Creo que me curo cuando toco. Cuando tengo una audiencia extranjera que no entiende mi idioma cerrando los ojos y bailando con mi música, creo que también los estoy curando de alguna manera (traducción propia).



Bibliografía principal
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